La primera jornada estuvo cargada de encuentros (reencuentros) sorpresivos con el mar, con esa mediterraneidad que viene desde las raíces. Cada vez fue con la intensidad de la primera, cada vez respiré profundo, llenando mis pulmones de imagenes, sensaciones, recuerdos y unas ganas infinitas de tenerte a mi lado...
El segundo día fue menos intenso, más pausado, más cotidiano... no por eso menos variado, no por eso carente de sensaciones. Tuve espacio para perderme, tuve tiempo para encontrarme y sobre todo tiempo para descubrirme en esta ciudad. Y respiré profundo, respiré recuerdos, respiré felicidad y te quise nuevamente a mi lado, para perderme contigo, para encontrarme en ti...