jeudi 12 mai 2011

Primavera

Las tardes de aquella primavera se habían vuelto grises. El viento siempre presente, siempre inconcluso, era reflejo fiel de los vaivenes de mi vida. Había aprendido a esconder la soledad rodeandome de gente, sin embargo nunca aprendí a esconderla de mi.

Los arboles florecieron tarde, timida y repentinamente, en esa dualidad que se me hizo tan habitual. No me acostumbré a no tenerla, aún no me acostumbro, probablemente nunca me acostumbre.

Recordé constantemente el invierno pasado y la lluvia y el frio... y nuestra bufanda y esos guantes tan caractéristicos tuyos. Te recordé bajo ese paraguas multicolor que tenías, nos recordé compartiéndolo entre risas y tímidas miradas. Bajo la lluvia te me volviste primavera, una primavera como esas que tuve durante mi infancia, luminosa, exhuberante, con olor a flores, verde, muy verde, de cielo azul y gente multicolor. Recordé tu calor, tus palabras dulces, tu luz, me recordé feliz...

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